Madres en pie de paz

Soy madre, eres madre. De mi pecho brota leche cuando tu hijo llora, mi corazón se duele cuando tu hija sufre. Porque tus hijos son mis hijos, hijos del mundo.

 

Siento tu miedo al ver la precaria lancha a la que subirás con ellos; tu desesperación, que hace ese paso inevitable; tu horror es mi pesadilla. Veo la foto de tu hijo ahogado, y la imagen toma el rostro de mi hijo. Entonces me desgarro por dentro, y creo que podría volverme loca.  Reviento de rabia, y después me congelo, me  petrifico porque no lo puedo soportar, no quiero ver más imágenes, no quiero saber más. Pero soy consciente de que sigue sucediendo, y lloro con desconsuelo por tus hijos, mis hijos, hijos del mundo.

 

Sé que hace días que no avanzas, porque cuidas de los hijos de las que ya cayeron. Les acunas, les abrigas, les das el aliento que a ti te falta. Niños y niñas que pasan hambre y frío, que duermen bajo la lluvia, mirando todo el día una valla que no se abrirá. Diez mil ya han desaparecido, y tantos otros han muerto. No entiendo esta locura que permitimos en la puerta de nuestra propia casa.

 

Necesito recuperarme, centrarme, recordar que soy madre y eres madre. Que nos une un cordón invisible que no conoce kilómetros, ni idiomas, ni status. Somos compañeras de noches en vela rebosantes de leche, somos cómplices de parir y amar a nuestros cachorros. Somos madres y nos sobra amor, ternura y regazo.

 

Madres sirias, madres dolidas, madres del mundo. Madres de Mayo, madres que reparan el daño, madres del mundo. Madres afganas, madres hermanas, madres del mundo. No hay frenos para el amor, no hay límites para la comprensión y el apoyo mutuo, no hay fronteras para unas madres en pie de paz.

 

Berta Pérez Gutiérrez

www.musicaysalud.org

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