Entre el quinto y sexto mes de embarazo el oído del feto alcanza la madurez suficiente para que podamos afirmar que escucha y discrimina sonidos con nitidez. Pero hemos de tener en cuenta que el sonido también es vibración, y que ésta se percibe a través de la piel. El tacto es el primer sentido que desarrolla el embrión, y gracias a él recibe las ondas sonoras como olas que le envuelven. Es decir, la música está presente desde el principio.
Como música entendemos todo un universo sonoro: voces, melodías, ruidos, el latido del corazón de la madre, etc. Sin embargo, teniéndolo tan cerca y tan dentro, siempre buscamos estímulos externos para regalarle a nuestro/a hijo/a.
Hay muchas tiendas llenas de música para bebés. Se simplifican partituras e instrumentación y ya tenemos un producto presuntamente adecuado para los más pequeños, dentro y fuera del útero materno. Pero, ¿es eso realmente lo que necesitan?
La constelación maternal
Con estas palabras describe el psiquiatra británico Daniel Stern a la diada madre-bebé. Se refiere a la profunda unión que les vincula y que se traduce en reacciones hormonales y emocionales. ¿Cómo afecta esto al plano musical?
Cuando una mujer embarazada escucha algo que le gusta, su cuerpo segrega endorfinas, hormonas del placer, que inundan el torrente sanguíneo del feto. Si además esa música hace que la madre piense en su bebé, le tenga presenta y conecte e emocionalmente con él/ella, también produce oxitocina, la hormona del amor, de la ternura, del vínculo.
Por más que nos recomienden músicas “adecuadas” para el embarazo, lo que llega con más fuerza al bebé es aquello con lo que la madre disfruta.
La mejor música de todas
Pero, además de esta “constelación maternal”, cada bebé es un ser humano individual y manifiesta sus gustos y preferencias desde muy temprano. Muchas investigaciones muestran las reacciones de los fetos ante distintos estímulos, mostrando su agrado o desagrado. De modo que la siguiente pregunta sería: además de los gustos de las madres, ¿qué música prefieren los bebés en gestación?
Por encima de todo, el bebé disfruta con la voz de su madre. No importa si ésta “canta bien” o “canta mal”, es el sonido más precioso y preciado. Unido a la producción hormonal de placer y ternura que ya hemos descrito, la voz de mamá resuena por toda la columna vertebral y la cavidad pélvica, envolviendo al feto en un mar sonoro lleno de emociones.
Cualquier bebé diferencia si su madre habla o canta para él/ella o para otro interlocutor, así como los sentimientos que se le transmiten. El placer es maravilloso si mamá ME canta, ME habla y ME tiene presente.
Después de nacer, los pequeños recuerdan las melodías y cuentos que escucharon durante su vida uterina. Se duermen más fácilmente con las nanas que les cantaron durante el embarazo y, por supuesto, reconocen la voz de su madre.
¿Y el padre?
La voz del padre también es de vital importancia. La madre reacciona de forma diferente cuando interactúa con el padre, esto desencadena reacciones bioquímicas que llegan al bebé y que empiezan a construir la relación entre ambos. Así que él/ella también aprende a distinguir a su progenitor de otras personas y después de nacer reconocerá su voz.
Esto quiere decir que el vínculo del hombre con su hijo/a puede crearse desde el embarazo. Cada bebé necesita la atención y presencia de su padre, y recibe con entusiasmo sus caricias sonoras y emocionales.
Consideraciones generales sobre la música en el embarazo
Habiendo dejado claro el importante componente subjetivo del universo sonoro durante el embarazo, podemos dar paso a consideraciones generales basadas en estudios relacionados con el la música en la gestación.
El psiquiatra estadounidense Thomas Verny, primer presidente de la Asociación Americana de Psicología Prenatal y Perinatal (1982), recomienda Las Cuatro Estaciones de Vivaldi como música especialmente adecuada para el embarazo. Se trata de una obra equilibrada y armoniosa, agradable y amable. Como Verny, otros autores destacan obras que cumplen criterios similares, generalmente compuestas en el periodo clásico.
En realidad se trata de apelar al sentido común. Los sonidos estridentes y el volumen demasiado alto suelen molestar a los bebés en gestación. También sabemos que son más receptivos a los tonos agudos (cercanos a al registro de la voz femenina) y que los tonos demasiado graves pueden resultarles desagradables.
Es conveniente tener cuidado con la producción rítmica muy repetitiva en conjuntos de percusión que pueden alterar el latido cardíaco de la madre y también del bebé.
Escucha a tu bebé
En realidad no es necesaria tanta teoría. Tu bebé se expresa, da patadas, te hace sentir más o menos cómoda,
te empuja a que te gusten alimentos que antes detestabas y viceversa, aparece en tus sueños… Tu bebé se comunica contigo igual que tú con él/ella, y con una escucha atenta y consciente será más fácil saber si la música que le ofreces durante el embarazo es adecuada o no. ¡Ya vais aprendiendo a conoceros!
Berta Pérez Gutiérrez.